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Muerto de la risa

El mundo de los muertos es un gran espacio blanco inmenso. Allí viven, o mejor dicho mueren, cuerpos que no sienten, mentes que no piensan, pies que flotan, barrigas que no piden nutrientes.

Transferencias Xerograficas sobre cera

cera de abeja / madera / acrilico / fotocopia

12" x 12"


Algunas fotos de la exposición en viejo San Juan.


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"Titeres en el limbo"

impresión digital laminada / hilo

24" x 36"

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OUROBOROS

Del griego uróvoro que es compuesto por dos palabras: oyrá, que significa cola, y bora, que es alimento.

m. Representación del ciclo de la vida tradicionalmente significado por una serpiente que se come su propia cola. 

m. Símbolo de la eternidad del ciclo de la vida y de todas las transformaciones que durante éste ocurren. 

Presentación del Flip book Ouroboros en Libros AC
 
 
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"Titiritero"

xilografia 

46" x 24"

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poster , regalo para los visitantes en la apertura de la exhibición

El mundo de los muertos es un gran espacio blanco inmenso. Allí viven, o mejor dicho mueren, cuerpos que no sienten, mentes que no piensan, pies que flotan, barrigas que no piden nutrientes.  

El mundo de los vivos es una enorme esfera colorida, compuesta de numerosos parchos con texturas y formas distintas. Allí viven, y mueren, cuerpos que gozan y sufren, mentes que vuelan, pies que caminan, corren y dejan huellas, barrigas que suenan pidiendo ser llenadas de tantas cosas… El mundo de los vivos es tan rico que jamás se podría escribir su retrato, aun así algunas pistas indican que numerosos tesoros en él se encuentran: la pulposa suavidad del mangó, la capacidad de regenerar tejidos, el calor que arropa, la felicidad que nace de saber, la simbiosis que guarda una casa, la posibilidad de imaginar. 

Pero tanto los muertos como los vivos existen por una muy importante razón que trasciende sus mundos… pues un secreto cuenta que son partes esenciales, constitutivas del ciclo infinito que encarna la naturaleza misma y todas las cosas que en ella surgen. Si los muertos tienen algo en común con los vivos, es el momento en que (re)nacen y el lugar donde ello ocurre: la rueda del tiempo. 

En el mundo de los vivos la rueda del tiempo gira sin parar pero es posible aprender a controlar tanto su dirección como su velocidad. En ese proceso los vivos se zambullen durante su tan larga como tan corta estadía en el mundo y descubren el mecanismo de la rueda, toman conciencia de ella y todos los enigmas que encierra. La vida de los vivos de esto se trata, perciben, construyen y se transforman tal como si pequeñas muertes les ocurrieran provocando así importantes instancias de crisis, caos y renacimiento. Tras esta compleja secuencia cíclica de eventos, yace una más grande muerte: la del cerebro y el corazón, quienes amantes al fin deciden irse de vacaciones permanentes luego de una larga estancia en algún cuerpo vivo. Entonces ese cuerpo muerto y sin pilotos regresa a ser parte íntegra de aquella esfera que lo vio nacer y (re)nacer. Así la rueda, ahora confundida con la fértil esfera, se mantiene en movimiento, a veces despacio, a veces a cientos de millas por hora, pero siempre según lo que en ella crece, da frutos, envejece, se marchita, descompone y en su propio abono vuelve a crecer, dar frutos, envejecer, marchitar, descomponer… 

 

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